El volante decidió investigar a Carlos Albornoz luego de que visitara el Club Chicureo, una de sus grandes inversiones, y se percatara de serios problemas.
Hace unos días causó impacto la noticia de que Arturo Vidal decidió demandar a Carlos Albornoz, su primo y más cercano colaborador, quien incluso tenía a cargo una gran parte de las inversiones del volante del Inter de Milán.
Si bien Vidal confiaba ciegamente en su familiar, lo que descubrió en marzo pasado quebró esa relación y terminó en una demanda de parte del jugador luego de que descubriera una serie de irregularidades.
Pero, ¿Cuál fue el motivo? Según lo publicado por La Tercera, el conflicto legal con quien fuese administrador y gerente general de la sociedad Inversiones Vidal II SpA, estalló en marzo pasado cuando el seleccionado vino a Chile para disputar la última fecha de las Eliminatorias. En esa instancia, decidió visitar una de sus grandes inversiones, el Club Chicureo.
"Más allá del recorrido habitual que realiza, que contempla visitar a sus caballos en el Club Hípico, esta vez pidió que lo llevaran al Club Chicureo, una de sus principales inversiones. El Rey, como pocas veces lo ha hecho, pidió visitar las instalaciones en las que inyectó grandes sumas en 2014, junto a su primo, y hoy enemigo, Carlos Albornoz", señaló el medio.
"Su llegada al Club Chicureo generó un duro golpe para el Rey. De las fotos que acostumbra a regalar pasó a los reclamos de sus trabajadores. No tuvo la recepción esperada", agregó.
“Vidal llegó al Club Chicureo y varios trabajadores se acercaron, pero no a pedirle una foto. Le reclamaron que hace mucho tiempo no les pagaban las imposiciones”, dijo un cercano a Vidal al periódico.
"Los reclamos no fueron la única alarma. El futbolista se percató del deterioro de los sillones y de las máquinas del lugar. No le gustó nada de lo que veía. Y, de inmediato, se lo hizo saber a Albornoz, quien nunca pudo darle respuestas a sus inquietudes. O, al menos, sus palabras no lograron convencerlo", complementó.
Tras ello, fue el mismo Vidal quien pidió que se contratara a una auditora para que hiciera una revisión de la documentación del personal del recinto, la cual arrojó que más de nueve empleados habían presentado denuncias por el no pago de imposiciones.
Vidal encargó a Albornoz pero no consiguió una respuesta clara. La investigación sólo continuó destapando más irregularidades, como solicitudes de créditos que el jugador asegura desconocer y no haber autorizado.
Por ello, la demanda es extensiva a quienes resulten responsables de la defraudación, que alcanza los US$ 5 millones.
Ahora, aseguran, Vidal se muestra desconfiado y "mira cada movimiento de su grupo con mucha más cautela que antes. También siente vergüenza. Sabe que mucha gente le advirtió que la confianza casi sin límites que les entregaba a sus más cercanos le podría pasar la cuenta".