Grabada con una producción independiente y autogestionada, con un equipo muy reducido de 3 personas en rodaje y no actores, el segundo largometraje del cineasta Diego Soto (tras su debut "Un fuego lejano" de 2019), quien eligió a su ciudad, la capital de la Ragión de O'Higgins, como locación para contar las vivencias de un grupo de adolescentes que tienen a un amigo que sufre una larga y grave enfermedad.
La cinta, recientemente galardonado con el premio a Mejor Largometraje en la 5° edición del Festival de Cine Nacional de Ñuble, es una obra sensible e íntima, pero que logra cautivar gracias a la poesía como elemento de supervivencia en una etapa difícil de la vida. Esa poesía tiene el libro "Muertes y maravillas" del poeta Jorge Teillier (1935–1996), que además de prestarle el nombre a la película, es su principal hilo conductor.
“Toda su obra (Tellier) y su poesía tenía que ver con una ensoñación de volver a una otra época, más sencilla, más bucólica. Está cargada de esa nostalgia de un pasado inaccesible. Por alguna razón eso nos llegaba mucho de adolescentes, lo que está pasando a los 14-15 años son cosas sumamente valiosas y pueden ser material para una película. En esta película, lo que se muestra de la adolescencia es el encuentro con la poesía como una herramienta de supervivencia, como una forma de darle expresión a la complejidad de las emociones y también como un oficio que se aprende y se practica”, ha dicho Diego Soto respecto a su laureada película.
Muertes y Maravillas tuvo su Premiere Mundial en la reciente edición 24°Bafici de Buenos Aires, donde se llevó el Premio Especial del Jurado de la Competencia Internacional. La película se adjudicó también el Premio Especial del Jurado tanto en el Festival de Cine de Valdivia como en el Festival de Cine de la Serena . También estuvo en la reciente edición de FIDOCS como parte de la competencia nacional.