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Fortalecer la salud mental infantil: La importancia de conocer y validar las emociones

La película 'Intensamente 2' ha alcanzado un éxito mundial, en gran parte debido a su innovadora representación de las emociones.

TVN.cl

Miércoles 17 de julio de 2024

En las generaciones anteriores, hablar y validar las emociones de los niños y jóvenes, era algo censurado. Su manera de sentir y expresarse debía adecuarse a la realidad adulta. En este sentido, todas las emociones “negativas” como la tristeza o la ira, debían reprimirse, ya que expresar estos sentimientos era visto como inadecuado. En la actualidad, esta perspectiva ha cambiado, debido a que diversos estudios han demostrado que reconocer y validar todas las emociones, incluso las consideradas “negativas”, contribuye a una mejor conciencia y autorregulación emocional y por lo tanto, al bienestar psicológico de las personas.

Por esta razón, es fundamental que los niños aprendan a reconocer y legitimar sus emociones. La labor de los padres y cuidadores es esencial en este proceso, ya que hacerlo, fortalece su autoestima, amor propio, seguridad personal y confianza en que el mundo puede comprender lo que les ocurre. Así lo explica la psicóloga Carolina Reyes Cristi, "las emociones son el motor del desarrollo cognitivo. Cuando una persona es consciente de sus emociones, puede ponerles nombre e identificarlas con claridad, facilita la generación de estrategias de expresión saludables y beneficiosas tanto para sí misma como para los demás, promoviendo un actuar reflexivo y no, impulsivo o reactivo”.

Estrategias efectivas que los padres pueden usar para ayudar a sus hijos a identificar y nombrar sus emociones

Carolina Reyes Cristi afirma que en primer lugar, es importante permitir que los hijos hablen y comuniquen la emoción que están sintiendo, sin castigarlas, sancionarlas, anularlas ni mostrar indiferencia hacia ellas. Una vez que se da espacio a esa expresión, se puede ayudar al niño a identificar qué está sintiendo: si es pena, rabia, preocupación o ansiedad. Ayudar a ponerle nombre a la emoción es un proceso que alivia mucho y reduce considerablemente la confusión. Después de eso, se puede actuar como un espejo, reflejando al niño la situación que está experimentando y ayudándole a mentalizarla, es decir, a poner en palabras sus estados mentales: "Veo que estás triste porque hoy tu amiga no fue al colegio y no pudiste jugar con ella". Finalmente, se puede ofrecer una alternativa que promueva una expresión saludable y calma, como por ejemplo: "Te propongo que la llamemos para saber cómo está".

Sin embargo, la especialista, que cuenta con un Magíster en Psicología Clínica y Educacional, enfatiza la diferencia entre validar la emoción y permitir una expresión inadecuada. Esto implica establecer límites y reglas claras. “Si bien la emoción siempre es válida, lo que hay que evaluar y enseñar, es la forma en cómo se expresa, manteniendo una claridad constante sobre lo que es aceptable y lo que no lo es. Este principio también se aplica al entorno escolar, donde los profesores deben fomentar conversaciones personales uno a uno con el niño, fuera del aula, en un espacio íntimo y privado. Esto permite al niño identificar sus emociones, comprender las causas detrás de ellas y recibir apoyo para encontrar estrategias alternativas y soluciones adecuadas”.  Recomienda la directora del Colegio Monteluz.

¿Cómo pueden los padres enseñar a sus hijos a reconocer emociones complejas?

Carolina Reyes Cristi afirma que actualmente la sociedad enfrenta un cambio significativo con respecto a los Derechos del Niño, la educación emocional, el enfoque respetuoso y la disciplina positiva, conceptos relativamente nuevos para los adultos de generaciones anteriores. 

“Estos adultos fueron criados bajo modelos autoritarios donde las emociones eran ignoradas, castigadas y no se les daba espacio, lo que limita su capacidad para ayudar a sus hijos a reconocer emociones complejas, tales como la angustia, frustración, impotencia o envidia”.

Desde esta perspectiva, la psicóloga sugiere que los padres participen en cursos de habilidades parentales, lean libros y consideren la terapia como herramientas para adquirir las habilidades necesarias que les permita comprender el mundo emocional de sus hijos, al mismo tiempo de ser conscientes de sus propias emociones para así no actuar de manera reactiva. Recursos para esto, “Se pueden encontrar en Google, cuentos para trabajar las emociones en niños, así como estrategias para manejar el enojo, la pena y la ansiedad, entre otros. La variedad es extensa y es necesario explorar, dado que existe una amplia oferta de recursos proporcionados por profesionales. Sugiero leer el pediatra español Carlos González, quien ofrece libros sobre educación respetuosa con ejemplos muy didácticos que ayudan a los padres a comprender este nuevo enfoque de la crianza y la educación emocional. También Rafael Guerrero y Rafael Bisquerra”.  Recomienda la directora del Colegio Monteluz.

Finalmente, diversos estudios afirman que cuando un niño presenta una desregulación severa de la conducta, a pesar de las estrategias aplicadas, no logrando expresar sus emociones de manera saludable, es necesario consultar a un profesional. Esto significa que, aunque se intenten diversas estrategias para ayudarlo y persiste la frecuencia de conductas de alta desregulación, que le interfieren en su adaptación cotidiana, es fundamental recurrir a un profesional especializado que pueda apoyar con una visión diagnóstica y por lo tanto, con la guía para un tratamiento pertinente.