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El caso de la mujer que ayudó a matar a una embarazada para robarle el bebé de su vientre en EE.UU.

El niño arrancado del vientre de su madre murió tras pasar siete semanas ingresado con respirador artificial debido a los daños cerebrales que sufrió en el ataque.

EFE

Jueves 30 de mayo de 2024

Una mujer que se declaró culpable de ayudar a asesinar a una latina embarazada para arrancarle del vientre a su bebé, en un hecho ocurrido hace cinco años en Chicago (EE.UU.), fue condenada este jueves a 30 años de prisión.

Desiree Figueroa, de 29 años, se declaró culpable en enero pasado de un cargo de asesinato en primer grado por la muerte de la joven de 19 años Marlen Ochoa López, el 23 de abril de 2019.

Figueroa, en ese entonces de 24 años, ayudó a su madre a estrangular con un cable a la joven, embarazada de nueve meses, para luego abrirle el abdomen de lado a lado y sacar al bebé del útero, según la acusación de la Fiscalía.

Luego, la homicida llamó a emergencias para decir que había dado a luz, pero que el niño no respiraba. Al ser interrogada, negó que Ochoa López hubiera llegado a su casa y aseguró que el bebé era suyo.

El niño arrancado del vientre de su madre murió el 14 de junio tras pasar siete semanas ingresado con respirador artificial debido a los daños cerebrales que sufrió en el ataque. El médico forense certificó su muerte como homicidio.

Actualidad

La joven acordó con la Fiscalía del condado de Cook declarar en contra de su mamá, Clarisa Figueroa, de 51 años, que afrontaba más de una docena de cargos, entre ellos homicidio en primer grado, secuestro agravado, agresión agravada contra un menor y desmembramiento de un cuerpo.


Desiree Figueroa dijo este jueves en la corte que lo sentía. "Nunca podría disculparme por lo que hice”, relató, según la información citada por el diario Chicago Tribune.

Madre e hija atrajeron a la víctima a una casa en el suroeste de la ciudad con la promesa de donarle ropas y un carrito de bebé, entre otros artículos, y una vez dentro la atacaron.

El cuerpo de la joven fue arrojado a un contenedor de basura, donde fue encontrado casi tres semanas después.

En abril pasado, Clarisa Figueroa se declaró culpable de todos los cargos y fue condenada a 50 años de cárcel sin derecho a libertad condicional.

Piotr Bobak, el novio de la homicida y quien según la Fiscalía limpió la escena del crimen, se declaró culpable el año pasado por un cargo de obstrucción de la justicia y fue sentenciado a cuatro años de prisión.