Mucha gente piensa en la rosácea como un simple enrojecimiento de la piel, principalmente del rostro, que no necesariamente debe ser tratado o visto como algo de mayor preocupación. Sin embargo, la realidad es muy distinta: la rosácea es una enfermedad que puede y debe ser tratada por un especialista, ya que sus alcances superan el simple tema estético. En términos sencillos, se trata de una inflamación crónica de la piel, cuyas causas aún son desconocidas y generan debate entre los especialistas, pero que provoca importantes consecuencias, sobre todo emocionales, en quienes la padecen, cerca de 415 millones de personas en todo el mundo según distintas estimaciones.
En el marco del Mes de la Rosácea, Laboratorio Galderma se encuentra promoviendo la campaña Encaralarosácea y Rosaceaspace, la cual busca concientizar a la población sobre esta afección, sus síntomas y tratamientos, y visibilizar a quienes la padecen. “Una de las principales consecuencias de la rosácea es que afecta la vida social, afectando en muchos casos la autoestima y bienestar emocional de quienes la padecen, ya que no se sienten cómodos con su apariencia”, plantea el dermatólogo Ricardo Sánchez.
Y pese al desconocimiento que persiste sobre las causas esta enfermedad, sí se sabe que existe predisposición genética y que hay ciertas condiciones o circunstancias que favorecen su aparición o, directamente, la empeoran. Entre ellas están la exposición al sol, la presencia abundante en la piel del ácaro demodex, el consumo de ciertos alimentos picantes o de temperatura muy caliente, y los cambios de temperatura bruscos, habitualmente de frío a calor. “Sobre este último punto, lo que ocurre es que los cambios de temperatura generan una respuesta anormal de los vasos sanguíneos, los cuales se dilatan y al dilatarse llega más sangre a la zona afectada, aumenta la temperatura y por ende se ve más rojo y se siente caliente, fenómeno conocido como “flushing". Por otro lado, que sea una enfermedad para la cual puede existir una base genética no quiere decir necesariamente que si los padres tuvieron rosácea los descendientes la tendrán sí o sí. No es algo lineal, se trata solo de una predisposición genética”, explica Sánchez.
Las características clínicas que presenta esta patología son variables de persona a persona, siendo las más comunes el enrojecimiento, el eritema persistente y las lesiones inflamatorias, las que afectan principalmente a las zonas centrales de la cara, como las mejillas y la nariz. Además, es frecuente que aparezcan síntomas como escozor, ardor y aumento de la sensibilidad de la piel. Los ojos también suelen verse afectados, presentándose de color rojo, secos o con picazón. “La rosácea se da más en adultos que en niños, y más en mujeres que en hombres. Y, de manera general, se dan más casos en personas que tienen lo que conocemos en medicina como fototipos bajos, es decir, personas que se acercan más a la piel clara”, especifica el especialista.
¿Cuáles son los pasos a seguir si es diagnosticado con rosácea? Según Ricardo Sánchez, existen varios tratamientos, que pueden obtener una alta tasa de éxito si se llevan a cabo de forma metódica y disciplinada. “Los tratamientos incluyen medicamentos como la ivermectina que funciona como un antiparasitario (antidemodex) y anti-inflamatorio, cremas hidratantes apropiadas para la piel, protectores solares y también elementos que tienen funciones antioxidantes, como la vitamina C. También se pueden usar como complemento técnicas que incluyen láser o terapias de luz. Una rosácea mal cuidada va a permitir que la enfermedad empeore. El enrojecimiento puede pasar de algo intermitente a algo permanente, y progresar a estados de rosácea con mayor inflamación, como la rosácea papulopustulosa, en que el sector afectado se llena de granos, tipo espinillas”.
El llamado del facultativo es a consultar siempre que se crea tener alguna señal de rosácea: “Hay que considerar que se trata de una enfermedad crónica, que si se maneja adecuadamente puede sobrellevarse muy bien y no generar ninguna consecuencia en la vida diaria del paciente. Para eso es fundamental acudir a un especialista y consultar si la persona percibe un enrojecimiento poco habitual en la piel. Y, además, es muy importante no dejarse llevar por creencias populares que pueden ser erradas. Mucha gente piensa que el solo hecho de tener la cara roja es sinónimo de rosácea, pero no es así”.
Si usted presenta alguno de los siguientes síntomas de rosácea, consulte con un dermatólogo:
-Rubor o enrojecimiento facial.
-Venas visibles (arañas vasculares).
-Protuberancias hinchadas. Estas protuberancias a veces contienen pus.
-Sensación de ardor. La zona afectada puede sentirse caliente y sensible.
-Problemas oculares. Muchos pacientes presentan ojos y párpados secos, irritados e hinchados, lo que se conoce como rosácea ocular.
-Nariz agrandada. La rosácea puede engrosar la piel de la nariz, y hacer que esta parezca bulbosa (rinofima).