De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, se prevé que cuatro billones de personas padecerán algún tipo de alergia para 2050. Esto se debe al incremento de las temperaturas y la contaminación atmosférica que ha conllevado el cambio climático.
La llegada de la primavera a nuestro país es un hecho, época donde este molesto fenómeno tiende a dispararse. Frente a este panorama, investigadores y científicos de la Universidad de Chile entregaron sus recomendaciones para combatir los efectos de esta realidad desde la medicina y el medio ambiente.
¿Pero qué son las alergias? El Hospital Clínico de la U. de Chile las define como respuestas exageradas del sistema inmune y de componente genético. Estas son provocadas por el contacto con determinadas sustancias del ambiente, denominadas alérgenos.
Dependiendo del agente causal, se producen distintos síntomas, entre los que predominan aquellos respiratorios y oculares. Uno de los más comunes es la rinitis alérgica, la cual produce picazón de nariz, estornudos, rinorrea (secreción de moco) y congestión nasal, lo que puede presentarse también junto a cuadros asmáticos.
Según la jefa del Servicio de Inmunología, Alergias y VIH del HCUCH y académica de la Facultad de Medicina, María Antonieta Guzmán, la congestión nasal es “el síntoma que más afecta la calidad de vida de los pacientes, sobre todo porque no duermen bien. Al tener la nariz tapada, no respiran bien y no consiguen un sueño reparador”.
Para Richard Toro Araya, químico ambiental y académico del Departamento de Química, durante el periodo de cambio de estación de invierno a primavera “se genera una exacerbación de las enfermedades respiratorias. El hecho de que haya más polen circulando en el ambiente, indudablemente exacerba esta sintomatología”.
PLÁTANO ORIENTAL EN LA MIRA
Entre los efectos del cambio climático sobre el aumento de las alergias, se encuentra principalmente el alza de las temperaturas, lo que adelanta las temporadas de floración, incrementando la explosión de pólenes. En esta misma línea, la disminución de las lluvias no permiten una limpieza de los agentes nocivos que se encuentran en el aire. Así, la concentración de pólenes de diversas plantas y árboles es cada vez más alta.
El Dr. Richard Toro, en conjunto a otros investigadores e investigadoras, analizaron las tendencias y superaciones de umbrales de las concentraciones de polen en el aire en la ciudad de Santiago. Dicho estudio estableció que el nivel de estos alérgenos en el aire se ha triplicado, pasando de una “concentración de 11.000 granos de polen por metro cúbico, a más de 30.000 granos de polen de plátano oriental”, explicó el experto.
RECOMENDACIONES
Con el inevitable aumento de las temperaturas, el incremento del polen en el ambiente es insostenible. Poder mitigar y disminuir los efectos que provoca aquello, podría ser un gran alivio para la población que tiene que lidiar con los síntomas de las alergias.
“Yo creo que deberíamos tender a utilizar especies endémicas en el arbolado urbano, sobre todo nativas chilenas. Y no solo una, tenemos que tratar de diversificarlas, esto va a asegurar que la población va a estar mucho más adaptada para convivir con ese tipo de árboles y al polen de estos”, argumentó Toro.
Por otro lado, la jefa del Servicio de Inmunología, Alergias y VIH entregó cuatro consejos para atenuar las molestias provocadas en los pacientes polínicos:
- Ventilar las casas durante la mañana y no en la tarde, ya que en ese horario hay mayor concentración de polen.
- Viajar con las ventanas de los vehículos cerradas.
- Uso de lentes ópticos o de sol para evitar que estas partículas impacten directamente en la conjuntiva ocular.
- Sacudir la ropa que ha estado expuesta al aire libre, pues los pólenes tienden a pegarse.
A estos cuatro puntos, el especialista entrega dos más para tener en cuenta: el tratamiento médico sigue siendo primordial para el manejo de las alergias. “Los pilares básicos del tratamiento son en primer lugar los medicamentos que uno utiliza para tratar los síntomas, que son básicamente antihistamínicos y corticoides inhalados, tanto nasales como bronquiales, y en segundo lugar la inmunoterapia”, señaló Guzmán.
Esta última corresponde a un tratamiento que dura entre tres a cinco años y desensibiliza a los pacientes alérgicos al polen, ácaros, hongos, entre otros agentes.