Desde el año 2018 existe una causa por sustracción de menores de edad destinada a investigar las denuncias de tráfico infantil de niños y niñas chilenos en cuestionados procesos de adopción en época de dictadura.
Los datos no son exactos, pero se calcula que entre 10 mil y 70 mil menores de edad fueron entregados a familias extranjeras en trámites que, en algunos casos, duraban un día. Esto entre los años 1950 y 1990. Por otra parte se acusa que se habría pagado por ellos entre 15 mil y 50 mil dólares.
Este reportaje de Informe Especial, liderado por Santiago Pavlovic, consiguió nuevos antecedentes e importantes testimonios que dan cuenta que hubo niñas y niños entregados a familias de países como Suecia, Dinamarca, Bélgica, Holanda, Francia, Italia, Canadá y Estados Unidos.
ADOPCIONES IRREGULARES
Jonathan Eaton, Carolina Baeza, Fabiola Hablützel, Constanza del Río y Travis Tolliver, fueron algunos de los niños y niñas víctimas de estas adopciones irregulares, algunas de ellas con transferencias de dinero de por medio.
Jonathan, por ejemplo, es un chileno adoptado por el entonces director del "The English Language Institute", Randolph Eaton, quien envió un cheque dos meses antes de la adopción y que, según Augusto Pinochet, sería destinado al Comité de Navidad de la época.
Sin embargo, el afectado cree que su padre hizo la donación luego de que se le permitiera adoptar un bebé chileno cuando recién comenzaba la dictadura: "Yo no diría que fue 100% un pago por la adopción, pero lo sospecho".
En tanto, Fabiola Hablützel nació en Chile y fue adoptada por una familia acomodada de Perú.
"Sospechaba que era adoptada, porque no encontraba mucho parecido físico con mis papás", aseguró a Pavlovic.
Tras enterarse de su verdad y gracias al contacto en Chile con Constanza del Río, fundadora de ONG "Nos Buscamos", Fabiola pudo ubicar a su familia biológica.
Constanza también fue adoptada en la década de los 70 por una familia de la comuna de Las Condes y se enteró de esta noticia a los 39 años, en las inmediaciones de una iglesia, cuando sus padres le confesaron sus orígenes.
Constanza al igual que otros incontables lactantes, formó parte de "las guaguas Monckeberg", debido a que fue víctima de Gustavo Monckeberg, un reconocido ginecólogo católico de la época que tuvo una activa participación política de derecha, siendo electo diputado en cuatro periodos.
En el caso de Carolina Baeza, quien supo a los 15 años que era adoptada, fue dada por muerta, con el fin de ser arrebatada de los brazos de su madre.
"La información que le dijeron al momento de nacer es que yo morí y que gracias a Dios morí, porque venía con muchas enfermedades", indicó la denunciante.
Travis Tolliver, por otro lado, siempre supo que era adoptado, pero desde joven sospechó que había algo "raro" en el proceso.
Esta víctima, se reencontró con su familia, sin embargo, señala que le gustaría que el Estado chileno reconozca su responsabilidad, motivo por el que decidió a demandar a Chile ante la Corte de Derechos Humanos.
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Cuenta Travis a #InformeEspecialTVN que le gustaría que el Estado chileno reconozca su responsabilidad.
Está decidido a demandar a Chile ante la Corte de Derechos Humanos.
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DERECHOS DE LAS NIÑAS Y NIÑOS
De este reducido grupo de las miles de víctimas del tráfico de niñas y niños en dictadura y democracia, no todos han tenido el primer encuentro con sus familias biolólogicas, pero están en proceso de hacerlo.
Finalmente, organismos competentes indican que aquí podríamos estar frente a una violación sistemática a los derechos del niño si es que en este proceso judicial se determina que hubo algún tipo de articulación entre agentes del Estado como doctores, matronas, jueces y asistente sociales para propiciar este sistema de adopciones irregulares.